Como la mayoría o casi la mayoría sabe, la única forma de vida que conocemos es la que se extiende sobre la Tierra. Ésta es químicamente semejante y está constituida por moléculas orgánicas en la cuál el átomo de carbono juega un papel central.

En los planetas, estrellas y galaxias, existen las mismas moléculas y elementos químicos que en nuestro planeta. Las leyes físicas que actúan en la Tierra rigen también en todo el Universo. En los colosales espacios entre las estrellas, los radiotelescopios han descubierto muchos tipos diferentes de moléculas orgánicas, lo que sugiere que la sustancia originaria de la vida se encuentra en todos los rincones del universo.

En lo que respecta solamente a nuestra galaxia, denominada Vía Láctea, se estima que hay más de 100 000 000 000 (cien mil millones) de estrellas y la mayoría de estos “soles” posiblemente con sistemas planetarios como el de nuestro Sol. Si además consideramos que existen miles de millones de galaxias en el Universo, resulta lógico estimar que la Tierra no sería el único planeta donde ha surgido la vida con desarrollo inteligente.

Es probable que supuestos organismos evolucionados, habitantes de otros mundos, tengan la misma estructura bioquímica que nosotros. Y es probable, también, que hayan alcanzado un nivel de desarrollo acorde a los viajes espaciales. La vida en otros lugares alcanzaría distintos grados de avance, en algunos casos sin superar las formas más sencillas y en otros con desarrollo de inteligencias y civilización superiores a las nuestras.

En nuestro Sistema Solar, con excepción de la Tierra, ya se tiene la certeza que no se han dado las condiciones necesarias para la formación de vida, según las informaciones que nos han brindado las innumerables sondas automáticas enviadas por rusos y norteamericanos.

Viajes por el Cosmos

Si bien es factible la posibilidad de los viajes en el espacio, no hay duda que de acuerdo a nuestros actuales conocimientos, los mismos resultarían sumamente largos, arriesgados e impracticables para los seres humanos. Si ya es difícil viajar a algún planeta del Sistema Solar, requiriendo meses y años para hacerlo, más aún a las estrellas. Las enormes distancias que existen entre las estrellas, pueden ser las razones por la que todavía no hemos sido visitados.

Con las mayores velocidades alcanzadas hasta ahora por nuestra tecnología, tales como las misiones robot enviadas a los planetas del Sistema Solar, de aproximadamente 40 kilómetros por segundo (150 mil kilómetros por hora), se tardarían alrededor de 32000 (treinta y dos mil) años en llegar solamente a un posible sistema planetario de la estrella más cercana al Sol, la estrella denominada “Alfa” de la constelación “El Centauro”. ¿Cuántas generaciones de tripulantes deben nacer y morir dentro de la nave hasta llegar al destino? Y eso que estamos hablando de un viaje de ida a la estrella “más cercana”, vecina del Sol, a escasos 4.5 años luz de distancia. Hay astros a diez, cien, mil,…, millones y miles de millones de años luz de distancia. Ello nos da la pauta de la imposibilidad de poder realizar un viaje con tripulación terrestre a los espacios siderales.

Como es de conocimiento, según la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein confirmada científicamente, no se puede viajar a igual o mayor velocidad que la de la luz (casi 300000 Kilómetros por segundo). En el supuesto caso que se pudiera alcanzar este valor, una nave espacial tardaría en cubrir la distancia que nos separa de la estrella Alfa Centauro, de 41 000 000 000 000 (cuarenta y un billones de kilómetros), unos 4.5 años luz, a los que habría que agregar otro igual recorrido y tiempo de vuelta, y esto sin contar el tiempo que se pierde desde la salida con una aceleración gradual hasta alcanzar la citada velocidad, como así también el frenado en destino. ¿Qué organismo humano podría resistir y salir indemne de semejante viaje, si se agregan también las muy posibles colisiones con micrometeoritos y partículas cósmicas sobre todo?

Podrán decir que a tremendas velocidades el tiempo pasa más lentamente para la tripulación (eso significa que algo de idea de física tienen y que bueno..!!), esto es cierto y comprobado, pero nunca un objeto material como una nave podrá desplazarse a igual o mayor velocidad que la luz, como ya lo mencionáramos, o siquiera acercarse a ese valor. Cuanto más rápidamente viaje una nave, más largos serán los segundos de a bordo comparados con los segundos de la Tierra. A velocidades próximas a la de la luz el tiempo se dilataría. A una velocidad del 90% de la luz, un segundo de la Tierra equivaldría al 44% de duración de un segundo en la nave. Al 99% de la velocidad de la luz, el tiempo equivaldría tan solo al 14% del tiempo transcurrido a bordo, o sea que en la nave el tiempo pasaría 7 veces mas lentamente que en la Tierra (pasarían 7 años en la Tierra por cada uno en la nave). A una velocidad del 99.99% de la luz, el tiempo en la nave equivaldría al 1.4% del terrestre. Finalmente al lograr la velocidad de la luz, el tiempo a bordo de la nave se detendría. Esto se hace impracticable ya que, como la física nos enseña, la energía se transforma en materia y a medida que a la nave le damos más energía para aumentar su velocidad, su masa se va incrementando de tal forma que para alcanzar los 300000 kilómetros por segundo se necesitaría infinita energía que impulse infinita masa.

OVNIs y Visitantes Extraterrestres

Si bien es cierta la probabilidad de la existencia de civilizaciones en otros mundos, que posiblemente hayan alcanzado progresos científicos y tecnológicos, detectar una luz extraña en el cielo no significa que estamos siendo visitados por seres procedentes de otro planeta del Sistema Solar, de nuestra u otras Galaxias del Universo.

Podría tratarse, por ejemplo, de un planeta cercano al horizonte bastante refractado, aves, un avión corriente con luces centellantes, algún reflector apuntado al cielo sobre una capa baja de nubes, satélites artificiales, etc. En fin, pueden buscarse muchas explicaciones razonables de aquello que no entendemos, pero ¿por qué intentar explicarlo todo con una respuesta extraterrestre? ¿Por qué elegir un camino irracional y desechar lo racional?

Los defensores de la existencia de los Platos Voladores extraterrestres, en defensa de sus creencias y afirmaciones, aducen que en ocasiones han sido también detectados por el radar. El fallecido astrónomo y divulgador de las ciencias Carl Sagan, expresó lo siguiente:

“Algunos informes de radar se debieron a la propagación anómala de ondas de radio que viajan por trayectorias curvadas, a raíz de inversiones de la temperatura atmosférica, que tradicionalmente se les denomina “ángeles de radar”, algo que parece estar ahí pero no está. Pueden haber apariciones visuales y de radar simultáneas sin que haya nada allí”

Otra de las causas de avistamientos de Ovnis, según lo explican profesores de la Academia de Ciencias de Moscú, es a consecuencia que tanto el agua como el aire del planeta están estratificados en constante movimiento y que por la densidad y temperaturas llegan a formar “manchas” que se desplazan durante un tiempo en la atmósfera, diferenciándose de ésta al recoger minúsculas partículas de polvo en suspensión, convirtiéndose de esta manera en figuras visibles. En general carecen de peso y de acuerdo con el viento pueden permanecer inmóviles breve tiempo, desplazándose imprevista y velozmente, elevarse hasta llegar a ser invisibles, descender, o como afirman algunos observadores “desaparecer misteriosamente”. Las condensaciones en cuestión pueden ser cuadradas, triangulares, fusiformes, etc., pero que a causa de la velocidad acaban por redondearse, con un espesamiento en el centro semejando dos platos unidos con el fondo hacia afuera. Además, alrededor de la circunferencia se forma una especie de alerón que recuerda el ala de un sombrero. En laboratorio han logrado reproducir estos fenómenos a una escala mucho menor.

Es notable, por otra parte, que los astrónomos profesionales dedicados a la bóveda celeste, explorándola permanentemente con complicada tecnología e instrumentación, tomando miles de imágenes diarias, no hayan fotografiado nunca nada que se parezca a un Ovni clásico. La idea que nos están visitando inteligencias provenientes del espacio es atractiva, emocionante y esperanzadora, es difícil no dejarse arrastrar por ella y es grande la desilusión cuando algo se explica terrenalmente.
Una gran cantidad de avistajes son fraudulentos y otros son honrados y misteriosos. Estas apariciones misteriosas son generalmente así solo porque la información colectada es insuficiente, son percepciones distorsionadas o mal memorizadas. ¿Qué examen puede realizar quien ve algo que no comprende, sin aviso previo, durante muy poco tiempo y que inclusive al verlo hasta se asuste? Naturalmente, muchos toman esas apariciones misteriosas como la prueba de la existencia de naves espaciales extraterrestres.

Del mismo modo que el hombre a pisado la Luna y enviado robots a otros planetas, otras civilizaciones podrían estar intentando la exploración espacial. Es absurdo negarlo, pero una cosa es dicha posibilidad y otra la creencia ciega en Ovnis que surcan vigilantes nuestro cielo. Si han desarrollado la tecnología capaz de viajar cien o más años luz hasta la Tierra, ¿por qué lo han hecho?, y ya que lo han hecho ¿por qué no se comunican con nosotros sin ambigüedades? Todas estas cuestiones pueden discutirse entre un creyente y un escéptico eternamente, pero el creyente se verá forzado a utilizar respuestas cada vez más subjetivas e indemostrables.

La ciencia trata de explicar los hechos desconocidos recurriendo primero a explicaciones más simples y solo cuando éstas fallan tiene sentido emplear hipótesis nuevas. La naturaleza es la principal fabrica de platos voladores, los humanos la segunda. Hoy en día los Ovnis han dejado de ser una ilusión para convertirse en una desilusión.Una tendencia de la gente es humanizar lo inexplicable, asociando las cosas a algo que conocemos. Así es que las entidades cósmicas que concebimos son descriptas como de forma humana, posibilidad biológicamente muy remota. Las descripciones de las naves y sus dispositivos “antigravedad” revelan conocimientos de películas de ciencia ficción, pero ninguna noción de verdadera ciencia.

Con esto termina este post, aunque da para mucho más. Agradezco el escrito del Ing. Lic. Ricardo Podestá, quien aporto al totalidad del material, para este post.