Y si, llegó la última parte de esta saga en la cual hemos abarcado desde cómo llegar a Nepal, qué lugares visitar en Kathmandú, papeles necesarios para poder visitar el Everest y en las últimas dos entregas hemos contado lo que uno se va encontrando a medida que sube por el valle.

Ahora llegó el momento cúlmine del viaje, la frutilla el postre: el ascenso al mirador del Everest. Como siempre querido lector, lo invitamos a adentrarse en esta hermosa aventura, llena de fotos y descripciones y volveremos a ser pesados y reiterativos, dele click a las fotos para verlas en tamaño grande!!!

Adiós a Dingboche y las comodidades

Hasta acá veníamos contando que, pagando un poco más mientras más arriba íbamos, podíamos darnos el lujo de una ducha caliente, internet a precio razonable (1o dólares la hora) e inclusive comunicación telefónica. Pero sabíamos que a partir de este punto, esos lujos eran inexistentes.

El itinerario era el siguiente. El primer día, salir de Dingboche (4400m) hasta Lobuche (4950m), el segundo día partir al mirador del Everest lo más temprano posible para evitar el mal clima y el regreso hacia las partes bajas del valle y los otros dos días volver a la civilización. A continuación el desarrollo de esos dos días y la vuelta feliz a Luckla.

Inhóspito Lobuche

Caminando a paso fuerte desde Dingboche se transita por el faldeo de un cerro pero con desnivel casi nulo. Si uno mira hacia atrás se puede alcanzar a ver Periche al fondo del valle y la última región cultivada. El Ama Dablan cierra el valle siempre con su tan particular figura.

Luego de una hora y media y más de 5km recorridos se llega a Dougla (4620m), también conocido como Tuckla. Éste es una serie de hostel (no más de 4) que están en la parte baja de la morrena terminal que viene del glaciar del Kumbhu. Es impresionante la vista porque la morrena en sí parece una montaña porque tiene 400 metros de desnivel desde la parte baja al tope.

Luego de un breve descanso, nos ponemos en marcha para subirla. En menos de 40 minutos terminamos nuestra empresa, estamos realmente sorprendidos por el ritmo que hemos podido mantener a esta altura y con las mochilas cargadas a tope. Cuando se llega a la parte alta se está a 4840 metros. Es evidente que la altura afecta diferente que en Los Andes, más levemente. Lo que nos queda es una caminata de 3km en terreno plano que discurre al costado de la morrena lateral del glaciar, entre éste y la ladera del cerro Lobuche. Se arriba al pueblo(?) en menos de 1 hora a caminata distendida. Luce como un lugar cálido; un grupo de 15 lodges (y muchos más en construcción) dispuestos de manera compacta a los pies del cerro del mismo nombre y también en el borde de un glaciar en roca del cuál nace un arroyo del que toma agua (tomamos) toda la gente.

Tanto este pueblo como Dugla (en realidad, cualquiera que esté más arriba de Periche y Dingboche) son lugares exclusivamente turísticos y creados para el turista. No hay gente que viva permanentemente allí o que cultive algo. Se termina la temporada turística y quedan abandonados hasta la siguiente temporada.

En esta parte el valle tiene orientación sur-norte y la vista entusiasma. El Nuptse nos tapa la vista al Everest pero el Pumori y sus más de 7100 metros quitan el aliento. Del otro lado está la planicie tibetana.

En el pueblo de Lobuche no hay mucho que hacer. Es un lugar de pasaje y el penúltimo del valle. Más arriba sólo queda Gorak Sheep, un grupo de 3 lodges a 5160 metros de altura y en la base del Kala Patthar (esté último cerro es el que sirve de mirador al Everest). 4km más arriba de Gorak Sheep, ya en el medio del glaciar y enfrente de la cascada de hielo está el campo base del Everest. Por todo lo escrito es conveniente hacer noche en Lobuche, y al otro día muy temprano salir hacia Kala Patthar (obvio pasando por Gorak Sheep). Si uno llegó hasta este punto quiere decir que está con buen estado físico e hiper aclimatado asique no va a tener problemas en la subida final.

Los precios en Lobuche son realmente muy altos. Cualquier comida vas a pagarla a 800 rupias (12 dólares), y eso sin darnos grandes lujos. Se acompaña la comida con té (en sus versiones Black tea o Milk tea), puesto que la botella de agua es más cara que el té mismo. Hay conectividad (internet y teléfono) pero los precios trepan a 10 dólares el minuto para una llamada internacional y 20 dólares la hora de internet, imposibles de pagar cuando uno ya tenía un budget (presupuesto) ajustado a otros valores. Recuerden que por más que uno tenga una cuenta jugosa en un banco, acá si no tenés efectivo, no podés hacer nada.

El momento más esperado de tu vida

Dormir es muy difícil a 5000 metros, por más que lo hagas en una cama y con un simil colchón (un tercio de grueso de uno normal). Si a eso le sumás la ansiedad acumulada de caminar 10 días seguidos para poder llegar al mirador del Everest y el miedo a la mala climatología que atrasaría todo el viaje (un dolor de cabeza porque habría que cambiar pasajes aéreos etc.), uno apenas alcanza a dormir un par de horas.

Nos levantamos a las 5.30hs, cuando el sol iluminaba la puntas de los gigantes, y preferimos no desayunar nada a cambio de comernos un Bounty (verdadero lujo allí), que nos hace revivir. El camino a Gorak Sheep (a 5km de distancia) es una casi planicie, salvo la última parte que hay que atravesar un glaciar anchísimo en el cual uno sube y baja entre colinas empinadas, un paisaje marciano realmente. Nos disponemos a mantener un ritmo tranquilo pero las piernas se aceleran y mantenemos un ritmo infernal, caminábamos como si estuviéramos a nivel del mar, prácticamente al trote. En menos de una hora llegamos a Gorak, lugar que aprovechamos para hidratarnos y hace una breve parada.

La subida a Kala Patthar es tranquila pero constante. Son 600 metros de desnivel que se empiezan a sentir en la cabeza con un incipiente dolor. A ritmo más lento pero firme vamos progresando. Una hora y media después, alcanzamos a ver las banderas del punto más alto, queremos apurar el ritmo pero las piernas no responden y los pulmones no dan abasto del ritmo de respiración y el corazón está a más de 200 pulsaciones por segundo,  por lo que los últimos metros se nos hacen eternos. A las 8.30hs alcanzamos la cima, la sensación es increíble. Te quedás sin aliento, no podés creer estar en ese lugar que lo conociste por los libros que uno leyó de chico. Piel de gallina, emoción profunda, escalofríos. Demasiados sentimientos juntos. Una vez repuestos del shock nos ponemos a sacar fotos, videos, a identificar todos los gigantes y prender el GPS que nos dió 5760msnm. En primer plano, el Everest deja chico, muy chico, al cerro Changtse, de “solo” 7543 metros de altura.

Y ahora, un video desde el mirador:

Después de muchísimas fotos, varias pensadas para hacerse panorámicas, otras fotos dedicadas a programas de radio y otras con la bandera que llevamos desde casa nos dispusimos a bajar. A medida que perdíamos metros rápidamente, no podíamos dejar de mirar la hipnótica figura del más alto de todos, mientras que hacia abajo se apreciaba Gorak Sheep.

Luego de 2 horas desde la cima llegábamos a Lobuche, eran las 11.30hs. Sintiéndonos muy fuertes físicamente decidimos comer algo y seguir bajando. Mientras más bajo durmiéramos, más facilidades íbamos a tener. Como robots encaramos una bajada en contra del tiempo. Los pueblos y lugares pasaban muy rápido, y ya casi sin luz llegamos a Pangboche, lugar que gozaba de electricidad, internet, teléfono y bosques! Lo que nos quedaba era un día más hasta Namche Bazaar, donde confirmamos pasajes para el siguiente día y otro día más hasta Luckla. Si el aterrizaje había sido difícil, el despegue fue más terrorífico, acá un videito:

Para despedirnos de esta aventura, les dejo una panorámica del Everest y alrededores con los cerros marcados en la foto. Saludos y será hasta la próxima!!!