Apuntar a la meca para un musulmán en órbita será difícil, pero apuntar a la mía, fácil. En mi caso uno se puede llevar un ícono representativo de la misma a cualquier parte y apuntarle, incluso en órbita baja, alta, geoestacionaria, polar, molniya, etc.
Es un culto benigno, que no exige obediencia ciega. No discrimina entre quienes prefieran rubia, roja o negra. Lager o ale. Nadie emite una fatwa o se escribe una bula papal contra los mexicanos por hacer tragos con el objeto de culto*. Se admite abiertamente que la práctica excesiva del culto puede traer consecuencias negativas para la salud, así como positivas para los que nos encontramos en el extremo más feo del espectro.
El culto puede ser reconfortante; me refiero a físicamente refrescante y reconfortante, en una manera real. No en forma de me-autoconvenzo-de-que-soy-feliz frente a un grupo de personas que trata de hacer lo mismo. El culto promete y entrega un poco de felicidad cuando uno destapa un objeto de culto helado en una tarde calurosa de enero, y eso es instantáneo; a demás, se puede compartir el objeto de culto con seres queridos, amigos o extraños, en vez de prometer felicidad eterna para después del fin de la vida, como si la vida con seres queridos, amigos y/o extraños mas un objeto de culto bien frío a la mano no valiera la pena. Encima, nadie pretende que llevemos el cadáver de un objeto de culto colgado al cuello (o una representación) sólo para ser orgullosamente identificados como miembros del culto.
Es por eso que, al menos una vez en la vida, hay que visitar esta meca. Yo, como ferviente y sediento devoto del culto, ya fui dos veces. En esta meca particular tienen un camping al fondo, bastante bonito y con wifi (desde donde pude postear el porqué de que no podía postear) para comodidad del penitente y alivio del peregrino.
En algunos lugares festejan el mes santo en octubre, en este lugar es en febrero o marzo. Pueden rendirle culto cuantas veces quieran al objeto de culto en un día, no sólo cinco veces, inclusive puede ser menos o ninguna. La dirección correcta es hacia donde está el envase. Eso si, la versión brasilera industrial del culto me descompone. En especial después de haber estado en la meca.
En realidad era misa de diez y media…. acordate que el reloj lo vimos después de un rato….
Para tu conocimiento la cerveza posee “Lúpulo” ( Humulus Lupulus) perteneciente a la familia de las Cannabáceas ¿Te suena esa palabra? Te doy otra pista: Cannabis.
Efectivamente el lúpulo es un planta de la misma familia de la mariguana.
Por lo tanto asumo que sos adicto a la cerveza y un drogadicto de mierda. Además, la Iglesia Católica por el año 1500 consideraba al lúpulo una planta diabólica y sus productores fueron perseguidos.
Te he dado dos razones para que dejés este mal hábito y logrés la salvación.
Hay tres posibles respuestas a tu comentario (descartando el hecho de que no esté formulado en forma de pregunta), te dejo que elijas la que mas te guste:
1- Me temo, señor, que incurre ud. en una falacia de tipo non sequitur; el lúpulo (que dicho sea de paso, sólo la flor hembra de la especie es utilizada en la elaboración de cerveza para brindarle a la misma y olor y sabor amargo) si bien es de la misma familia que las distintas variedades de marihuana, esto no implica que posea concentración suficiente o alguna del componente conocido como THC, o tetrahydrocannabinol, por lo que no puede ud. asegurar que la cerveza genere adicción por las mismas causas que la marihuana. Ergo, su argumento no me convence de abandonar la cerveza.
2- La iglesia católica dice que es diabólica? no importa, sabemos que es una institución que reconoce sus errores. Después de todo, perdonaron a Galileo… (Alguien sabe si Giordano Bruno sigue asándose en el infierno?)
3-
Y por supuesto, siempre se puede recurrir a la amenaza y a mis amigos cerveceros en Rusia:
Sin dudas nuestra religión por fin ha sido revelada
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