Animal de Ruta

El “mar Aral” argentino: Breve historia de las lagunas de Guanacache

Aviso de antemano, este post iba a tratar de un par de ex lagunas entabladas en medio del desierto más profundo de Cuyo, mostrando extensión actual versus la de hace 20 años, pero en el medio del camino fui encontrando información valiosísima sobre el desastre ambiental que provocamos a un lugar que parecía no vivir nadie. Alguna vez tratamos sobre el gran mar interior del planeta tierra, ahora casi desaparecido y explicamos por qué se secó (El desastre del mar Aral), ahora lo haremos con nuestro propio mar Aral. Les aviso que este post tiene altas dosis de paleogeografía, historias pasadas, mapas históricos e historias tristes. Lo que van a leer es un compendio de información que no existe en ninguna otra página. Bienvenidos.

Introducción

Siempre me atrajeron las lagunas en los desiertos. Son como un tipo de anomalía; ¿cómo en un lugar donde llueve menos de 150mm anuales puede haber un espejo de agua? Esas inquietudes fueron plasmadas en el blog, mostrando el río Desaguadero atravesando norte-sur las provincias cuyanas desde los gigantes volcánicos y luego desembocando en el Atlántico (Sobre el río Desaguadero y sus intermitencias). Pero ahora quería escribir de algo que ya no existe, lagunas encadenadas en el medio de la nada. Pero créanme que para alguien de Mendoza o San Juan, decir “la nada” es la puta nada. Crecí con historias de mi abuelo sobre unas lagunas donde todavía vivían huarpes y que se pescaba y que esos peces eran comercializado en las ciudades de Mendoza y San Juan, pero cuando pasé en el auto me encontré con nada; un lecho que alguna vez albergó una laguna y que ahora sólo hay salitre. Y mi pregunta automática fue qué le sucedió al lugar para terminar así. Pero primero debemos situarnos en la región geográfica:

Lo que ven en la imagen satelital anterior es el diagrama de ríos del norte de Mendoza y sur de San Juan. Sin esos dos ríos no existiría el 80% de ambas provincias. Pueden ver como ambos se unen en el límite interprovincial (uno viniendo del norte y el otro del sur) y luego giran hacia el este. Llegando al límite con San Luis, vuelven a girar hacia el sur transformándose en el río Desaguadero. Marqué el campo de dunas de Médanos Grandes para que aprecien que la zona es un desierto. Ahora voy a mostrar la extensión máxima de las lagunas de la zona en 1988 ayudado por el repositorio de datos de Google:

Como notarán, el cambio es brutal. De haber agua a no haber nada. Si ustedes sólo estaban buscando esta información ya se darán por hecho, pero para mí, esto recién empieza.

Un poquito de historia

Las “Lagunas de Guanacache”, son un sistema de muchas lagunas interconectadas. Según Wikipedia son 25, según otros autores menos, todo depende de nivel de agua que se tome. Las lagunas están habitadas desde el año 300 por los huarpes (conocidos como “huarpes laguneros) y su predominio finalizó a partir del 1600, con la llegada de los españoles. Éstos vendieron a los huarpes a terratenientes con minas en Chile y fueron tratados como esclavos, vendidos y exterminados en su gran mayoría. Los pocos sobrevivientes que pudieron escapar de la caza española continúan viviendo en la zona.
Si vuelven a ver el mapa donde estaban las lagunas, podrán ver que el sistema está dividido en dos. La primeras lagunas están más al oeste, donde los ríos San Juan y Mendoza convergen y se conocen como “Lagunas del Rosario”. Luego continúan como un único río hacia el oeste para formar las “Lagunas de Guanacache”. En un término amplio, se llaman “Lagunas de Guanacache” a todo el sistema de humedales. En el holoceno, todo el sistema llegó a ser una única laguna de 7200km2, con aportes extraordinarios de ambos ríos debido a los procesos post-glaciación. El primer mapa de la zona, fechado en 1789, muestra la extensión pre-colonización de los ríos andinos:

A medida que ambas provincias avanzaban en la colonización del oeste y crecen los oasis productivos, el uso de agua se hizo más intensivo, restringiendo el flujo que llegaba a las lagunas. En el siguiente mapa de 1873 ya se aprecia cómo aparecen más lagunas pero de menor tamaño debido al descenso de las aguas:

Para 1888 el proceso avanzaba con rapidez:

(Si desean ver los mapas ampliados de 1873 y 1888 entren a este y este link; pertenecen a una colección de mapas históricos y se pueden divertir de lo lindo en esa página)

Es a principios del Siglo XX donde comienza el proceso de decadencia. Alrededor de 1939-40 las lagunas se secan por primera vez, aunque todavía en 1945 los pobladores surtían de pescado fresco a la ciudad de San Juan gracias a las esporádicas inundaciones.

¿Se puede volver a la “normalidad” lagunera?

Hasta acá leímos sobre unas lagunas que indefectiblemente se secaron, e imaginamos que si el agua volviera, el sistema lacustre se reestablecería. Sin embargo, no es tan simple como parece. Al haber vaciado las lagunas, el agua esporádica que llegaba cada año lo hacía debido a grandes tormentas veraniegas; estas aguas bajan con mucho mayor cantidad de sedimentos en suspensión y al llegar a la depresión donde alguna vez estuvieron las lagunas no se frenan por el lago sino que al no haber más agua continúan generando un delta progradante dentro de lo que es la depresión. Esto se ve muy claro en una imagen satelital:

En blanco está marcado la zona de lo que alguna vez fueron las lagunas y en marrón, los depósitos clásticos que aporta el río San Juan y que van colmatando la cuenca. Para ser más claro, el proceso de colmatación es normal en cualquier sistema, pero en este caso y debido a las causas mencionadas, se aceleró desde que se restringió el ingreso del agua. Otro fenómeno que afecta a las lagunas es el eólico; el transporte y depositación de arena en la zona de las lagunas. Ambos fenómenos (depositación de eólicos y delta progradante) no hacen más que “llenar la piscina”, quitándole profundidad hasta que en algún momento no tenga más volumen.
Otro fenómeno que afecta más aun al área es la erosión remontante y la generación de cárcavas. Recordemos que los suelos de las lagunas está constituido de arcillas y arenas. Una vez que se llenaban, el agua rebalsaba cual piscina y se generaba el río Desaguadero. La red de drenaje puede verse actualmente y la marqué en Google Earth para que la aprecien:

En los últimos años, la erosión remontante hizo estragos en las lagunas. Si en la actualidad tuviéramos disponibilidad de agua infinita para llenarlas, nunca volverían a su estado pasado, ya que “rebalsarían” en un nivel mucho menor. Algo que no sabía hasta que empecé a escribir sobre este tema es que las lagunas no terminan donde comienza el río Desaguadero, sino que este se endicaba naturalmente en varios puntos a lo largo del recorrido formando más lagunas consideradas dentro del sistema Guanacache. Una de ellas, la extinta laguna “El Porvenir” (anteriormente conocida como “El Silvero”) era de vital importancia para la comunidad aborigen que vive en El Forzudo, un caserío ubicado en la margen mendocina del río. En el año 1949, Rusconi mide 5 metros de profundidad en la laguna. Hoy debido a la erosión remontante, el agua escavó en el lecho de la laguna 7 metros! Esto es un descenso de 12 metros del nivel base. Véanlo ustedes mismos en la imagen satelital:

Fíjense como el agua (literalmente) escarbó sobre el suelo blando de la laguna. Históricamente se consideraba a la desembocadura de ella como el punto de origen del río Desaguadero. Hoy, gracias a los fenómenos de erosión remontante, el nacimiento del río se considera varios kilómetros más al norte.
Una tercer causa del por qué las lagunas no van a volver a su estado previo es que se construyó en los últimos 100 años canalización para desalojar el agua estancada. Lo hicieron para poder construir rutas pero también para tener terreno de pastoreo firme.

La imagen superior muestra la evolución en la generación de cárcavas (tomado Sosa, H.J. 2012)

¿Qué se puede hacer?

Acá hay que parar la pelota (concédanme esa expresión futbolística) y volver a dar un vistazo al asunto. Los fenómenos de colmatación y ruptura natural de los improvisados diques de toscas (erosión remontante) son naturales y ya eran descritos por Galileo Vitali en “Hidrología Mendocina” en 1940 y citado por Rusconi en 1949, y el fenómeno de cambio de perfil y captura, alertado por el hidrogeólogo Eduardo Rodríguez en varios trabajos durante las décadas del 1960 y del 1970. Lo que hizo el humano restringiendo el flujo de agua fue acelerar la tasa desproporcionadamente. Imagínense que antes el agua rebasaba permanentemente esos diques, manteniendo la humedad de la tosca y por ende su firmeza. Con la desecación de las laguna y diques, el inclemente sol deshidrató y cuarteó el terreno que luego con una inundación repentina ya no tenía la firmeza necesaria para sostener la pared de agua. Tan simple como eso.

El gobierno de San Luis inició una propuesta en el año 2010 de construir seis azudes (diques semipermeables) sobre el río Desaguadero donde antes habían lagunas. Los primeros dos azudes fueron construidos al sur de la otrora laguna de El Porvenir y pocos kilómetros al norte del cruce de la ruta nacional 7. La idea era subir el lecho del río Desaguadero hasta su nivel original sin modificar el caudal. Las ocasionales crecientes volverían a desbordar el curso de agua y, de a poco, se recompondría el sitio. A la fecha (2014) se llevan construidos los dos azudes mencionados y gracias a el extraordinario lluvioso febrero pasado (record histórico de precipitación en Mendoza), se logró el desborde y reaparecieron esas dos lagunas.

Con estos dos primeros azudes, se logró recuperar 7000 hectáreas de de humedales y lagunas, muy poco comparado con el sistema original que poseía 930.000 hectáreas.

A todo esto y como dato no descolgado, todo el sistema Guanacache tiene el estatus de sitio RAMSAR desde 1999. A pesar de eso, no se le da un gramo de atención desde el gobierno de Mendoza. Cuando San Luis quiso encarar la construcción en conjunto de los azudes, sólo recibió silencio desde Mendoza, al punto de construirlos con plata y financiamiento puntano. A pesar de ello, fueron invitadas las autoridades mendocinas (gobernador “Paco” Pérez incluido) a la inauguración de los 2 primeros azudes y sólo asistió el intendente de La Paz (es uno de los dos departamentos mendocinos donde se ubican las lagunas). La inmigración desde Mendoza al lado puntano del río es un hecho; ya prácticamente no queda población en los caseríos de Arroyito, El Forzudo y El Retamo. Los descendientes huarpes cruzaron el río para trabajar en el parque nacional “Sierra de las Quijadas” y los pocos que quedan son personas mayores. Una desgracia consumada.

Tal vez, lo más desalentador de todo es que el agua NO va a volver. El crecimiento natural de los oasis, el mayor consumo de agua y las mínimas precipitaciones níveas en la Alta Cordillera lo confirman. Otro dato que mencioné al pasar pero que ya es un hecho es que el delta progradante formado en el lecho de las lagunas alcanzó a la erosión remontante de las cárcavas. Dicho de otro modo, el agua viene por un tobogán (el delta) y ya no llega al lecho de las lagunas porque no existe más, se lo comió la erosión; ahora se encuentra con otro tobogán que son las cárcavas que hacen que el agua no se acumule en la zona donde antes estaban las lagunas más grandes:

En blanco, marqué el frente del delta. En líneas azules, las cárcavas más grandes. Se puede apreciar cómo están en contacto uno con otro (clicl para agrandar)

Las lagunas del Rosario, lo único rescatable

Anteriormente habíamos mencionado que donde se unen el río Mendoza y el San Juan había un conjunto de lagunas conocido como “Lagunas del Rosario”. Posteriormente salía un único río que terminaba en las lagunas más grandes conocidas propiamente como “De Guanacache”. Las lagunas del Rosario, al ser de una extensión mucho más acotada, no sufre tanta evaporación, y con algunos trabajos hidráulicos (desvío del arroyo Tulumaya al río Mendoza y/o canalización de los últimos 50km de este río por ejemplo), esta zona podría de gozar de un nivel estable de agua durante gran parte del año. Este lluvioso 2014 se volvieron a llenar después de 16 años, lo que fue un gran acontecimiento para el público que visita el caserío y asiste a la fiesta de la virgen del Rosario. Se debe mencionar que el (casi único) alimentador de este primer sistema de lagunas es el río San Juan. El río Mendoza, unos 50km antes de las lagunas se infiltra en el terreno perdiéndose por completo y sólo aporta una mínima cantidad subsuperficialmente. Ahora, una imagen comparativo entre 1988 y 2012:

Ejemplos audiovisuales

En internet hay dos “minidocumentales” dedicados al tema. El primero tiene el tinte político de los Rodriguez Saa, pero conserva muy buenas imágenes del estado actual de muchas zonas afectadas e involucra el relato de las personas que viven en la zona desde hace mucho. También muestra los trabajos en los azudes y la recuperación del ecosistema:

Y el segundo es mucho más completo. Se llama “Canoas del Desierto” y es a mi entender una joyita. Merece la pena ver los 20 minutos de duración:

Un proyecto piloto

El IEF mendocino llevó a cabo una linda experiencia en las lagunas de Guanacache. Se trató de un proyecto integral hecho a pulmón, endicando algunas cárcavas hasta el nivel que tenía antes las lagunas. El pdf del proyecto . También se muestran en fotografías los terribles avances de las cárcavas y explora la problemática social en la zona. Es, reitero, una muy linda iniciativa pero a escala mínima y con problemas asociados (rotura de diques, putrefacción del agua estancada, etc). No existe una iniciativa integral, triprovincial, con recursos y financiamiento para poder abordar el tema y atacarlo.

Despedidas y fuentes

Casi todo lo escrito aquí es interpretación de las imágenes que provee Google Earth. La información de los mapas históricos y de algunos autores fue provista por dos fuentes de la universidad de La Punta (aquí y aquí).
Antes de despedirme, quería contar mis pensamientos sobre los escrito. Este tipo de post me gustan a mí y a tres locos más. Es un tema muy de nicho eso de lagos en el medio del desierto que desaparecen, y me sorprende que no haya información a mano en internet de algo que es tan pero tan local. Lo que ha sucedido con el sistema de lagunas de Guanacache es nuestro propio mar Aral. Poblaciones que tuvieron que migrar, desaparición de la fauna (inclusive la ictícola), suelos de lagunas totalmente salinizados y que afectan a estancias a decenas de kilómetros y la desidia de los gobernantes. Un intento de arreglo parcial (los azudes) que revierten el proceso pero solo en una zona muy acotada, devolviéndole la esperanza a los habitantes pero que en el fondo, todos saben que la zona está condenada y que nada va a ser como antes. Es el calco de lo que describimos respecto al mar Aral. Porque en el fondo, Aral y Guanacache se parecen demasiado.

Hasta la próxima y espero que les haya gustado tanto de leerlo como a mí de escribirlo.