La Reina Victoria, Matthew Barney, Julio Verne y Pink Floyd no son nombres que suelen relacionarse, pero si les digo que hay un lugar que todos comparten, me van a creer o ¿no? En esta entrada vamos a hablar de la Gruta de Fingal, que tiene una historia geológica diferente a cualquier otra cueva natural en el mundo.
Los 21 metros de altura y 82 de profundidad hacen que esta gruta tenga una imponente vista, aunque claro que lo más sorprendente es que sus paredes están formada por columnas hexagonales de basalto (para más información sobre el tema dirigirse a Guillote).
La cueva ya gozaba de prestigio entre los antiguos pueblos celtas irlandeses y escoceses; era un sitio importante por sus leyendas. Conocido por los celtas como Uamh-Binn o “La Cueva de la melodía”, una leyenda irlandesa en particular explica la existencia de la cueva así como la Calzada del Gigante en Irlanda. Como ambas estructuras están formadas por columnas de basalto, la leyenda dice que son vestigios del extremo de un puente construido por el gigante irlandés Fionn mac Cumhaill (también conocido como Finn McCool) a Escocia, para ir a luchar con Benandonner, su rival escocés también gigante.
La leyenda, que conecta las dos estructuras, es, en efecto, geológicamente correcto. Tanto la Calzada del Gigante como la Cueva de la Melodía, se han creado antiguamente por el mismo flujo de lava, que pudo haber formado en el pasado un “puente” entre los dos países. Por supuesto, esto ocurrió hace unos 60 millones de años, mucho antes de que las personas habitaran la tierra como para ver este puente (los dinosaurios ya se había extinguido hace unos cinco millones de años, o sea que tampoco pudieron utilizarlo). Sin embargo, el razonamiento deductivo de los antiguos pueblos formaron la conexión y la base de la leyenda de que los dos lugares debieron estar relacionados.
Por supuesto, las columnas no fueron talladas por las manos de estos gigantes como la leyenda lo dice, sino por una enorme masa de lava caliente que se enfrió muy lentamente, como el barro bajo el sol, lo que produjo la forma hexagonal. Estos pilares constituyen gran parte de la base de la isla de Staffa (nórdico antiguo para “Pilar”), y por los Vikingos era conocida como la Cueva de Fingal.
La cueva fue descubierta cuando el naturalista Sir Joseph Banks visitó la zona en 1772. El artista JMW Turner pintó “Staffa, Cueva de la melodia” y gracias a él estas estructuras se lanzaron a la fama en la época victoriana. William Wordsworth, John Keats, Lord Tennyson, y la Reina Victoria visitaron la cueva como lo hizo viajero y amante de las maravillas, Julio Verne. Él escribió: “Esta enorme caverna, con sus misteriosas sombras, cámaras oscuras, cubiertas de maleza y maravillosas columnas basálticas, me produjo una impresión muy notable y fue el origen de mi libro …Le Rayon Vert“.
El novelista Sir Walter Scott describió la caverna de Fingal como “… uno de los lugares más extraordinarios que he visto. Superó, en mi mente, cada descripción que había oído hablar de él … compuesto en su totalidad de pilares de basalto tan alto como el techo de una catedral, y la roca, eternamente barridas por un mar profundo y abrió, por así decirlo, de mármol rojo, deflectores de toda descripción.“
La cueva no salió de la imaginación del público y Pink Floyd utilizo el nombre Fingal’s Cave, para una de sus primeras canciones.
Recientemente, los geólogos han tenido que lidiar con los creacionistas, que quieren enmarcar tanto la Calzada del Gigante y la Cueva de Fingal como el producto de una línea de tiempo creacionista de 5.000 años de antigüedad, una línea de tiempo que la geología de los lugares contradice directamente.
Se puede visitar la cueva a través de cruceros (aunque los barcos no pueden entrar en la cueva), o puede viajar a la pequeña isla de Staffa y realizar una caminata por la cueva. Querido lector me voy despidiendo de este viaje por la historia y la geología, será hasta nuestro próximo encuentro.