El cerro Vizcacheras (y el Ponderado) es un clásico de la zona de Cacheuta. Si bien su ruta más transitada se realiza desde el puesto de la Crucecita y siguiendo la quebrada de la Cruz derechito hacia el oeste, la idea de esta salida fue intentar hacerlos por un lugar algo menos tradicional y encadenándolos con el cerro Baños. A continuación, el relato de ascensión.
Estamos en junio, y montaña en junio representa salida en nieve y hielo, o Precordillera a full. Con el amigo Juan Zúñiga partimos desde Mendoza un domingo diáfano hasta la villa de Cacheuta, donde dejamos los autos, y ultimamos detalles antes de empezar la ascensión. La temperatura era de 5 grados bajo cero y el sol, si bien ya había salido, todavía no llegaba a dar a la estrecha quebrada y las laderas por donde teníamos que ascender. Algo obvio porque están todas mirando al sur. A las 9.00hs empezamos a caminar desde una altura de 1250m. Lo primero que toca es cruzar el puente ferroviario sobre el río Mendoza, hacer unos 200 metros por el camino atravesando casitas y llegar literalmente hasta donde empieza el filo del cerro.
Ni Juan ni yo habíamos andado previamente por aquí. Por Google Earth se apreciaba como un filo subía hasta el cerro Baños 2 (hay dos cerros Baños en el área, por lo que el 1 es el más alto y el 2, el más bajo), para bajar levemente y volver a subir hasta el Ponderado. Hacia la derecha del filo cae en una estrechísima quebrada que un amigo me había dicho de empezar por ahí y montarme al filo en la parte alta. El por qué era simple: el filo no es tan fácil como parece y tiene zonas de pasos de escalada. Al ver sólo la imagen satelital pienso que debe estar delirando, no solo se ve angosta la quebrada sino con saltos. A la bajada nos íbamos a sacar las dudas…
El filo asciende de muy linda forma y vamos ganando metros rápido. La ruta aparece bien marcada hasta un morrito con una cruz. Ese morro hace de mirador de todo Cacheuta y del paredón del dique Potrerillos. Continuamos el ascenso que se transforma en subidas un poco más pronunciadas de 50 metros hasta llegar al siguiente morro, para luego hacer unos 200 metros más tranquilos. En una parte del camino, a una hora de haber empezado, nos encontramos con la primera dificultad; hay que descender 50 metros de desnivel para pasar de un morro a otro, y el camino hace rato que no tiene huella. Para empeorar, el tipo de roca (granodiorita totalmente meteorizada) no ayuda al agarre de las botas. Con mucho cuidado descendemos, atravesamos el minúsculo collado y nos enfrentamos a una pared de roca de unos 10 metros. En todo momento decíamos “este cerro lo suben mucho por acá, seguro que tiene un paso fácil” pero no encontrábamos la ruta hacia los costados para sortear la pared de 70 grados de inclinación. Nos separamos con Juan, él a la izquierda y yo a la derecha y el primero que encuentre el camino le grita al otro. Me tocó a mi anunciarle a Juan que había visto unos resaltes por donde podíamos subir. Con esfuerzo, muchísimo cuidado y apretando culo los pasamos. Me preocupa la vuelta, si subir costó, bajar va a costar más. Ahora me acuerdo de por qué mi amigo me había dicho que fuera por la quebrada; él vino por el mismo lugar que estamos yendo nosotros y se pegó un terrible palo que se abrió toda la mano. No queda otra, hay que seguir subiendo.
A los 10 minutos nos volvemos a encontrar con una secuencia similar, bajar 50 metros por zona de cuidado para volver a subir por un morro, esta vez menos expuesto. Lo pasamos y todavía queda uno más. El chiste de bajar y volver a subir nos sacó una hora de tiempo. Una vez que nos montamos a ese morrito descubrimos dos cosas: que la quebrada que siempre se encontraba bien abajo nuestro ahora la tenemos a unos 100 metros de desnivel y que la cima del cerro Baños 2 está cerca. Esto lleva a otra aclaración, se llama Baños 2 porque hay otro cerro Baño en ese mismo macizo y es de mayor altura.
Vamos subiendo y subiendo, acercándonos a la cima que parecía tan cercana pero que no lo estaba tanto (400m de desnivel) y a las 12.00hs exactas por fin pisamos la cima. Fotos de rigor, comer una manzana, abrigarnos porque el viento sopla fuerte y el frío se mete por todos lados, prender el GPS y tomar altura. En fin, lo de costumbre.
Desde la cima del Baños tenemos una vista espectacular de lo que nos queda, ni más ni menos que una linda pateada hasta la parte alta del Ponderado, luego desvío a la derecha para atacar su cumbre y luego una pequeña travesía hacia la cumbre del Vizcacha.
Lo que sin dudas más llama la atención es la parte final del filo. Lo primero es cuestión de tiempo y pasos, pero esa parte final se ve empinada y bien angosta. Con Juan decidimos caminar hasta las 16.00hs y pegar la vuelta donde estemos. Es junio y los días son muy cortos. A eso hay que sumarle que el descenso no va a ser fácil; no estamos para bajar de noche…
En sólo 15 minutos ponemos proa hacia el norte y apretamos el ritmo. Calculamos que a las 14.30hs debemos estar en la cima del Ponderado. El filo se hace entretenido y lo vamos devorando con pasos grandes. Luego de un rato pasamos por otro morro y tenemos que descender 30 metros que nos depositan en el primer desafío desde el Baños. Hay que subir por una zona bien inclinada y llena de nieve. Paciencia y saliva para sortear esos 100 metros de desnivel, siempre buscando la mejor tracción, el mejor camino. A continuación, marqué en amarillo la zona compleja del filo. La primera parte corresponde a esa subida. Recomiendo darle click para verla en tamaño más grande.
Una vez que subimos esa “loma”, hacemos otros 20 minutos de filo normal para enfrentarnos a la parte más difícil de todo el camino. Un paredón rocoso de unos 20 metros de desnivel. Veníamos siguiendo a una intermitente huellita (que parecían de guanacos) que en este punto bajaban y bastante. Una vez más, Juan por la derecha, yo por la izquierda. Juan me grita que encontró una trepada no muy difícil y yo me complico en la pared con nieve. Empiezo a putear que quien puta me mandó a meterme por ahí, miraba para abajo y me resultaba imposible ahora deshacer lo subido. Juan se da cuenta de mi situación y desde arriba me va dando órdenes “venite más para acá, agarrate de esa toma que pinta bien” y así hasta salir de esa maraña. Llego arriba y volvemos a decir “es imposible que la ruta sea por acá, en algo le pifiamos”. Ya no nos queda prácticamente nada, otros 10 minutos de filo y llegamos a la parte alta del cerro. El morro cumbrero lo tenemos a nuestra derecha y en sólo 15 minutos hacemos la travesía hasta la cima, la cual pisamos a las 14h36m
Realmente en este cerro ni nos sacamos las mochilas debido al poco tiempo. Hacemos fotos de rigor y vamos por el premio mayor, el Vizcacha. Llegar a su cima es muy simple desde el Ponderado; descender un poco, una travesía en altura y una subida de 100 metros de desnivel. En 20 minutos ya estamos en ese cerro tomando fotos, comiendo algo y descansando. Son casi las 15.00hs por lo que nos damos 20 minutos de cima y luego toca la bajada. El GPS da la altura de 2688m. Hemos hecho 1450m de desnivel positivo (sin contar los reascensos, pongamos unos 200m más) en 6 horas y 13km.
El descenso lo hacemos mecánicamente. Pasamos por el costado del Ponderado cortando el morro cumbrero, llegamos al borde del cerro donde comienza el filo del descenso y empezamos a bajar. Sabíamos que poquitos metros más abajo estaba donde yo me la compliqué, por lo que con muchas luces vamos tratando de ir un poquito tirado a la derecha del filo. Al final encontramos unas huellas de guanacos que nos guían y terminamos pasando un poquito más abajo de la pared para reempalmar el filo. Lo demás es seguir hasta el Baños. Como no queríamos volver al subir al Baños para volver a bajar, lo que hacemos es cortarlo por la derecha.
Nos llevó tanto tiempo que sinceramente hubiera preferido subirlo. Continuamos nuestro descenso, mientras el reloj marcaba las 17.00hs y el sol se empezaba a ir. La duda eterna era volver a pasar por los molestos morros, los cuales tuvimos que escalar una pared de 10 metros o, como me había dicho mi amigo, tirarme a la quebrada. Llegamos al punto donde empiezan los morros y vemos la quebrada ahí nomás a la izquierda, abajito nuestro. Dialogamos y decidimos que es mejor intentar por la quebrada.
Bajamos muy rápido y en pocos minutos estamos en el lecho del río seco en una quebrada muy profunda, estrecha y con paredones a los costados. Me pregunto y repregunto si mi amigo no nos habrá metido en un mal lugar. El descenso se hace rápido, perdemos metros a gran velocidad, saltando alguna que otra piedra mientras el sol se sigue yendo y ahora quedan 40 minutos de luz. Todo venía bien hasta que en la estrechísima quebrada hacemos un giro y plum, un salto de 6 metros. Lo suficientemente alto como para lastimarnos pero no para matarnos. No vemos forma de sortearlo y empiezo a putear a mi amigo. Por la derecha imposible, por la izquierda posible. trepo hacia la pared izquierda unos 20 metros y busco algún pasaje. Me meto en terreno peor y Juan a los gritos me dice que salga de ahí. Volvemos al borde del salto y Juan me dice “yo paso primero”. Tira su mochila para abajo y me pasa los bastones. Lo que hace es tomarse de unas presas y cruzar en diagonal descendente al salto. Luego queda largarse desde dos metros de altura al lecho seco. Resultó ser bastante más simple que lo que se veía desde arriba, pasa que la parte del descenso final era imposible de verla desde donde estábamos. Sabíamos que quedaban otros tres saltos (los había visto yo en mi exploración cuasi suicida). Resultaron ser más fáciles y una vez atravesados la quebrada se abre. Vemos las luces de Cachuta y ya no hay ni atisbo de luz solar. 20 minutos más de descenso y llegamos al río Mendoza, exactamente debajo del puente. Haciendo equilibrio cruzamos por unas piedras sin siquiera mojarnos un dedo y a las 19.30hs estamos en el auto estirando y tomando una coca con tortitas.
Información posterior y cuidados
Una vez ya en casa y recolectando información, vengo a darme con que el Baños 2 se sube por la quebrada donde descendimos y que casi sobre el final de ella se monta al filo por donde nosotros subimos. Así se evitan los tan molestos morros y la pared rocosa. Asique ya saben. Vayan por la quebrada, deben pasar por los tres saltos rocosos, el último por la derecha y listo! También, hablando con amigos, me dicen que el ascenso “normal” del Ponderado es por la estancia de la Crucecita e inclusive por la quebrada de los Berros.
Otra cosa importante es que preferentemente no hagan estos cerros (ni ningún otro de Preco) en verano ya que la zona se transforma en un infierno de calor. Adicionalmente no hay agua en todo el trayecto, asique lleven un mínimo de 3 litros.
Bueno amigos, esto es todo por ahora. En un mes estaremos contándoles una nueva aventura. Para los que les interesa tener todos los cerros de Mendoza mapeados en Google Earth acá podrán descargarlo y visualizarlo en ese programa. Como siempre, se aceptan sugerencias y/o comentarios.