Hoy para todos es el día de los enamorados, pero para los poquísimos locos que nos gusta subir cerros es un día muy triste. La razón es simple. Gustavo Alejandro Mailhos, de 53 años, falleció hoy en uno de los cerros más caminados de nuestra cordillera mendocina, el San Bernardo. Ese mismo cerro que subí y que conté en un post. ¿Qué tiene de diferente ésta de otras muertes? Que (casi) todas las otras se producen en el Aconcagua y son extranjeros. Éste era uno de acá, que caminaba los cerros los fines de semanas como lo hemos hecho tantos otros, que conocidos míos se lo cruzaron en un refugio justo antes de que saliera a hacerlo y lo vieron tan sólo que se les cruzó por la cabeza invitarlo a subir otro cerro con ellos pero al final, por cosas del destino, no lo hicieron.
Una persona que conocía de cerros toma la mala decisión, seguramente agotado, de intentar bajar por una de esas canaletas de la cara norte que te llevan a las seguras Morenas Coloradas y terminás “colgado”, en una zona donde no podés seguir bajando. El frío te invade, se te hace tarde, la desesperación aumenta y estás sólo. No podés subir, sólo te queda hacer un intento por bajar por un roquerío inestable que se encuentra a un costado del vacío y resbalás. Sólo pensar esa secuencia (es muy seguro que haya pasado eso) a mí me da escalofríos. Yo camino usualmente sólo por la montaña y si bien no he estado en situaciones límites han habido ocasiones que no la pasé bien; tal vez sea por eso que esta muerte me afectó particularmente como debe de pasar a cientos de otros andinistas.
En fin, esto es una advertencia para todos; no sólo te podés matar en el Aconcagua, puede que te pase en cualquier otro cerro por más fácil que parezca.
Gustavo, que en paz descanses…