¿Nunca se preguntaron por qué el papel se vuelve amarillo al sol? Yo si, y acá va la respuesta. Todo parte de la lignina, un polímero que se encuentra en todas las plantas y árboles del mundo y sirve para darle rigidez a la misma. En una muy breve descripción (para mayor detalle está el enlace que acabo de dejarles), un tronco posee mucho mayor contenido de lignina que una hoja y por ende es más duro. No por nada a las plantas con mucho contenido de lignina se las denomina “leñosas”. Cuando se procesa la madera para la fabricación de diferentes papeles, se separan las de alto contenido en lignina (para fabricar cartón y papeles duros) de las de contenido bajo. Estas últimas se tratan con elementos químicos para blanquear la lignina pero siempre queda un remanente de ella en el papel.
Con el correr del tiempo, la lignina que quedó reacciona con el oxígeno produciéndose la lógica reacción química oxidante y tiñéndose de color amarillento. Si queremos catalizar la reacción (esto es, acelerarla) no hay mejor cosa que el calor y para ello tenemos de aliado al sol que con su franja del infrarrojo incrementa la reacción produciendo el típico color amarillento en minutos lo que en un libro cerrado hubiera tardado décadas.
Ésta fue una entrada más de la serie Sabías que… y me despido nombrando una de las fuentes.