Seguramente ya conocen esta particular ciudad, más si ven el Discovery o NatGeo, el “Escarpado” de Bandiagara se emplaza en las cálidas y secas tierras de Sahel en Mali a través de 161 kilómetros. En sí mismo, Bandiagara es una maravilla de la naturaleza. Los acantilados se elevan a más de 1.500 metros sobre el suelo, creando una diversidad geográfica, desde desierto hasta cascadas.

Sin embargo, algo más impresionante que el paisaje son los hogares Dogon tallados en el acantilado. A pesar de que una serie de pobladores viven en la zona, por más de 600 años el pueblo Dogon han hecho su hogar al sur de Malí, construyendo todo, desde simples casas rectangulares en las paredes de los acantilados a la Mezquita con barro y palo. Las contribuciones de los Dogon en la región son enormes, como se aprecia en esta imagen.El concepto de su pueblo es impresionante, parecen casas que cuelgan de los acantilados que desafían todos los conceptos de ciudad tradicional. Algunos de los casas apenas se pueden ver, ya que se mezclan a la perfección con los acantilados rocosos que las rodean. Otros sólo son perceptibles por los techos de paja, que sobresale de la arena y roca.

Cada aspecto de la Bandiagara está fuertemente marcada. El propio acantilado se eleva sobre la escasa vegetación y las casas de las aldeas Dogon están presentes en casi todo el acantilado hasta que el escarpado termina en el pico más alto (Hombori Tondo) en Malí.

Hay treinta aldeas Dogon en total a través del escarpado y una multitud de sitios Dogon, aparte de las casas. El espectacular paisaje ha sido declarado por la UNESCO como patrimonio de la Humanidad desde 1989.

Gran parte de las tradiciones culturales originales de los Dogon todavía existen, incluyendo rituales con máscara y santuarios rupestres. Los visitantes pueden hospedarse directamente en las aldeas Dogon a lo largo del acantilado, lo que permite una experiencia verdaderamente única, según dice la gente, habrá que probar.